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Técnicas de recogida, almacenamiento y distribución de la nieve

por / miércoles, 24 abril 2013 / Publicado enActividades tradicionales

Según las referencias de Cavanilles recogidas en el capítulo referente al siglo XVIII, nos habla del el trajino y comercio de la nieve en Ibi. Cavanilles señaló que en Ibi vivìan 800 vecinos, destacando el hecho de que en el siglo anterior el municipio sólo rondaba los 300. Dicho incremento poblacional lo asoció inmediatamente a la actividad económica que se desarrollaba en estas tierras: la agricultura, el textil y la derivada de la nieve. “En invierno, quando la agricultura no necesita tantos brazos, se ocupan de recoger la nieve, depositarla en pozos, y arrancar matas, con que cubren y conservan para llevarla en verano a Alicante, Elche, Xixona, Alcoy y otros pueblos de la comarca. Durante cuatro meses, empezando en junio, salen diariamente de Ibi cincuenta cargas y unas veinticinco en abril, mayo y octubre, cuyo tragino ocupa igual número de caballerías y muchos hombres. Y deixa a los abastecedores, que son los mismos de la villa, de seiscientos y setecientos reales de beneficio neto”

PoudeNeu

Los dueños o arrendatarios de los pozos contrataban mediante pregones la mano de obra que requerían; en general los contratistas tenías previsto unos gastos por temporada que se aproximaban a las 250 palas, mazos (pilons), capazos, almacenamiento de ‘palla d’arros en capull’ (cascarilla de arroz), más el respectivo pago de los jornaleros y el alquiler del pozo de ser necesario

 

La forma en que se recogía esta nieve ha sido frecuentemente tratada. Habitualmente la superficie territorial alrededor del pozo estaba aplanada y limpia para facilitar la recogida, incluso se habilitaban muros (los rasos), que recogían a modo de ventisquero la nieve. El pregonero llamaba la gente al trabajo o bien los mismos ciudadanos cuando estimaban que se le podía necesitar acudían al pozo, tales braceros recibían el nombre de “nevaters”.

Nevaters

Cuando la nieve adquiría suficiente espesor para ser recogida, esta tarea se llevaba a cabo con palas y azadones, con capazos y serones para ser depositada en el pozo, una vez allí debía ser aislada de las paredes y del fondo, para lo cual se utilizaba paja o capullo de arroz traído de Valencia, si no se disponía de aislante, se utilizaban ramas, después había que compactar la nieve, esto era realizado por los “xafigadores” que con sus “espardenyes d’aspart” y unos mazos de madera denominados “pilones”, daban vueltas alrededor de la superficie del pozo pisando la nieve para compactarla. La nieve se almacenaba en capas “les tongaes”, cada una de ellas tenía alrededor de un metro y entre las capas se ponía también la paja o capullo de arroz.

Los peones trabajaban por turnos, siendo reemplazados de vez en vez por otros, todos bajo la vigilancia de capataces que controlaban el funcionamiento del trabajo. Cuando la marcha declinaba, comenzaban las canciones de ritmo lento que ayudaban a marcar los golpes. La base era una melodía sencilla y repetitiva en la que se interpretaban cánticos jocosos y hasta improvisados sobre los aconteceres locales, al tiempo que daban ánimos y marcaban los ritmos de compactación de la nieve. No se trataba de cantar mientras se hacía el trabajo, pero hacerlo era parte de la actividad puesto que implicaba una ayuda. A veces, dichos momentos de cantos y trabajo, eran acompañados con vino para ayudar a entrar en calor y amenizar así la fría jornada laboral.

Cancion

El pozo después de esta operación debía quedar cerrado de la forma más hermética posible, en ocasiones incluso se emparedaba la puerta.

Cuando llegaba la época de ser extraída, se cortaba con cuñas, con sierras o se picaba para obtener bloques, se colocaba en moldes de madera, luego sobre la “saria” de las caballerías y envueltos en paja de arroz se procedía a su traslado. Tal recogida se solía hacer fundamentalmente al caer la tarde para transportarla durante la noche. Cada caballería transportaba alrededor de 10 arrobas y las pérdidas eran alrededor del 20%, en fechas más recientes encontramos que los carros, como el de “Colau” transportaban nada menos que 1.000 kilos hasta Alicante.

 

Es probable que los mismos trabajadores se dedicaran a las actividades de tablajeros o transportistas de la nieve, llevándola desde los pozos hacia sus diferentes destinos. Existía a la vez un buen contingente de jornaleros emigrantes, como así lo señalan documentos de finales del siglo XIX. Rafael Altamira expone: “En Ibi y su término que emigraba a Castilla, Aragón y África-Argelia-, se formaban cuadrillas de 10 a 20 hombres y nombraban un ‘cap’ que representaban al grupo en todos los asuntos que incumben a la cuadrilla, que se organizaban corporativamente”

Así por ejemplo, entre las cláusulas para el establecimiento y usufructo del pozo de Simarro puede por ejemplo leerse (cláusula 6) que: “los hombres, y vagajes que se necesitaren para la nieve en el pozo, hayan de ser de la villa <preferible> á forasteros, y pagados en esta forma; por cada día natural de trabajo y jornal sinco sueldo a un hombre, y sinco sueldos de un vagaje mayor; y quatro sueldos un menor, en buena moneda”; dándose a entender que era preferible la mano de obra local, a modo de protección, que la forastera; y que era mucho más valorado (económicamente) contar con animales de carga o insumos personales que ayudasen al trabajo.

En muchas ocasiones, el establecimiento de pozos demandaba también la construcción de habitaciones o casas para resguardo de los trabajadores. Algo sobre ello puede leerse en la cláusula número 7 del establecimiento del pozo de Simarro, donde se señala: “que los mil y dosientos pasos en quadro, se le establecen solamente para fábrica del pozo y habitación que necesitaren (…) privativo de la nieve, quedando todo lo demás, esto es, leñas, y cavas, pastos y aprovechamientos, a beneficio de (…) particulares de la villa”.

Maqueta

 Maqueta de un Pozo de Nieve del Club de Montaña «Amics de les Muntanyes» Ibi

Como puede comprobarse, la puesta en marcha de la actividad de la nieve estaba organizada, reglada y hasta fiscalizada por los municipios. Los dueños de la nieve delegaban funciones laborales en sus capataces o encargados, quienes serían a fin de cuenta los que llevarían y sacarían el trabajo a flote, puesto que ellos básicamente eran los inversores, y su posición social podría verse mermada si además de eso, fueran ellos mismos los que estuvieran a cargo de los ‘por menores’.

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Comercio de la nieve en Ibi

One Response to “Técnicas de recogida, almacenamiento y distribución de la nieve”

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